Cada vez que una marca se somete a un cambio de identidad visual, también se expone a una serie de críticas, tanto positivas como negativas, y Volkswagen lo ha logrado. La marca alemana de automóviles presentó este pasado lunes su nuevo logotipo renovado, descrito como “más moderno y auténtico”, conectado al inicio de una nueva era y al coche eléctrico. Este nuevo logo vuelve a la base de su evolución gráfica, centrándose en los elementos visuales centrales de manera bidimensional y dándole un importante peso a los colores blanco y azul.
Desde sus comienzos en 1937, impulsado por el régimen nazi para crear un coche fácil de mantener y asequible, sus rasgos de identidad han tenido una gran evolución. Comenzó como una reinterpretación de la esvástica con cuatro alas que posteriormente sustituyeron por una rueda dentada y un cuadrado. Fue en los 60 cuando el logotipo ibnició la forma que conocemos a día de hoy y que muchos consideran un paso atrás. La tridimensionalidad, que llegó en el año 2000, ha sido una de sus innovaciones más representativas, pero ya forma parte de la historia.
¿Progreso o retroceso?
Volkswagen pretende obtener como retorno un mayor y más rápido reconocimiento en medios digitales y hay quienes lo consideran uno de los mejores rebrandings del mundo, a diferencia de otros que opinan totalmente lo contrario. Además, está previsto que se realice de manera progresiva y que próximamente presenten más detalles, que terminarán de materializarse en torno a finales de 2020, según sus estimaciones. La nueva imagen corporativa estará presente en los automóviles fabricados a partir de ahora, en su sede principal y todos los concesionarios del mundo.
En el departamento de diseño de Imagine creemos que el cambio es un arror, ya que no logra los objetivos expuestos.